LA SOBREPROTECCIÓN ENMASCARADA POR LA PROTECCIÓN
(SARA BENJAMEA TAHIRI)
Cada etapa de la vida requiere de ciertos conocimientos para llevar a cabo ciertas responsabilidades. Esta es la idea que muchos padres no tienen en cuenta a la hora de cuidar a sus hijos.
Desde que existimos enfrentamos diferentes obstáculos que construyen inconscientemente nuestra personalidad, haciendo que presentemos una actitud u otra delante de todos los acontecimientos, actividades, etc. Sin duda, una ayuda para superar estos obstáculos del día a día no debería perjudicarlos, a no ser que sea una ayuda innecesaria: vestirlos, darles de comer, atarles los cordones, hacerles los deberes, etc; son muchas de las cosas que hacen muchos padres diariamente a sus hijos, sin tener en cuenta que ellos ya están preparados para hacer solos cada cosa. Aquí es cuando las ayudas que les ofrecen a sus hijos solo son obstáculos para su desarrollo. Los niños entienden que ellos no pueden o no saben hacer las cosas, provocando que ni siquiera se molesten en intentarlo. Ellos crecen con la idea de que son torpes o que necesitan a sus padres para hacer cualquier actividad básica. Así funciona la sobreprotección; crea inseguridades, baja autoestima, falta de iniciativa, y, por supuesto, falta de desarrollo en sus diferentes cualidades.
Los niños que presentan este tipo de educación son propensos a tener una vida problemática, aunque crezcan y maduren. Por ello, los padres deben de tener en cuenta los límites de la protección y cuando una “ayuda” es completamente innecesaria, pues lo que parece una ayuda muchas veces es una dificultad más para su desarrollo.
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